UNO
La ventana la luz
mis hijos están bien
pregunto me duele
las manos corriendo
no vienen no vienen
nunca
la soledad
dibujemos sí para sí
no voy a llorar
ellos no quieren
después me atan
yo amé la libertad
ahora esto haber vivido
para que ocurra
una cuerda ahogándome
la muerte de todo
de todas las palabras
qué lejos.
DOS
Un pie tras otro dicen
eso no demuestra nada
yo estuve caminando toda la vida
y nunca llegué a la muerte
a la mía que era la única posible
cómo no se me iban a poner
este cráneo deforme estos ojos
las manos inútiles la pena
no vienen no van a volver
y si vuelven no voy a conocerlos
para qué de qué iba a servirme
un pie tras otro
no lleva a ninguna parte.
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5 comentarios:
qué triste, no, flavia?
si pudiéramos parar el tiempo un ratito...
s(alvaje)
Triste sí. Es la voz que le imaginé a mi abuela cuando seguía en el mundo su cuerpo, pero ella no. Triste del todo, sí.
he podido verla sin heberla conocido. a ella, a mi abuela y a tantos ancianos más...
por eso lo de parar el tiempo, para no llegar o llegar muy tarde, sin que nadie lo note, ni yo...
Yo pensé algo parecido de la mía, pero no tan poético.
S(alvaje):
Intuía que habías sabido verla, por eso te contaba.
Dintel:
Lo que se piensa de las abuelas... siempre es poético, casi aunque no se quiera, ¿no?
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